jueves, 24 de diciembre de 2020


LOS AJOS POR NAVIDAD ni nacidos ni por sembrar






Cuando llegaba el mes de Diciembre, las matanzas eran el acontecimiento más importante de Cereceda.

En mi casa la matanza reunía  un grupo numeroso de hombres a la hora de matar los cebones y chamuscarlos, pero también era numeroso el grupo de las mujeres que ayudaban a mi madre a lavar las tripas, a hacer las morcillas, a hacer los chorizos y a meter los lomos.

La matanza exigía preparar ajos. Un trabajo para el que a mí nunca me pidieron colaboración pues yo soy enemigo de ajos y cebollas, " si las dejan en el sobrao no las comen ni los gatos ni los ratones, señal de que no es un buen bocao " les decía yo. Una frase que me había enseñado un viajante de quincalla que llevaba " de todo " en las dos maletas de su bicicleta. Una maleta delante del manillar y otra atrás " para equilibrar la carga ", decía el gran admirador de ciclistas famosos.

- Yo habría sido un ciclista famoso, me decía. Yo me voy de Cereceda a Arroyomuerto, bajo a San Martín y a las Casas, me doy una vuelta por Sequeros y vuelvo a dormir a tu casa.

 Yo lo escuchaba boquiabierto porque sabía el nombre de todos los pueblos de Cáceres, de Ávila, de Zamora y de Salamanca, " la zona que yo recorro con mi bici. ¡ Y mira que hay cuestas  ... ! me decía.

Mi madre siempre daba esta respuesta a quien le preguntaba por la época buena para sembrar los ajos.

- " Los ajos por Navidad, ni nacidos ni por sembrar. Hay que sembrarlos en cuarto menguante, porque si los siembras en cuarto creciente, a la mañana siguiente están todos encima del surco, y se han salido de la tierra."

Yo nunca lo comprobé, porque, si lo decía mi madre, era seguro que los dientes de ajo se salían del surco por la noche y aparecían en lo alto del " caballón " en el que los sembraba, al día siguiente, untados de ceniza, pues mi madre los sembraba entre ceniza para que no se los comieran los " bichos."

Foto  google.com

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