lunes, 28 de diciembre de 2020

 EL MUSGO VERDE

En Cereceda crecía musgo sobre las piedras con la llegada del invierno. 






Las piedras grises del verano y del otoño se llenaban de vida al llegar el invierno.

En 1.960 yo era alumno de la Escuela Normal de Maestros de Salamanca. Al llegar las Navidades me marché de vacaciones al pueblo y D. Marino, el cura párroco en aquellos años - estuvo en Cereceda hasta el año 1.965 que pasó a ser el párroco de La Alberca - decidió hacer un belén gigante en la iglesia. 

En esos años Cereceda era un pueblo con muchos niños y niñas y un grupo de jóvenes estudiantes en Salamanca. Nos convocó a una reunión en la iglesia para repartir el trabajo. A mí me tocó ir a buscar musgo verde. 

Yo me fuí con un cesto de los que utilizábamos para las patatas y una azada chica. Mi padre me aconsejó que me encaminara hacia las piedras que había - y hay - en el exterior del Teso.

Allí arranqué el musgo con la azada y lo llevé al hombro, y con las manos heladas, camino de la iglesia.

Montamos un belén precioso, con montañas, con un río, hecho con trozos de cristales, un puente hecho con palos, y figuras navideñas, que hace años busqué en la parroquia y " habían desaparecido ",

El Niño Jesús, acostado en una cuna muy grande , llenaba todo el Portal que hicieron con papel y cubrieron con algodón para que pareciera nevado.

Aquel año acudió al pueblo por Navidad el Padre Macías, que acostumbraba acudir a la casa de sus padres en esas fechas.

Recuerdo que me dijo " Nachito, en Belén no había nieve. Ese fué un invento de San Francisco de Asís que hizo el primer Belén, el año 1.223, en el Norte de Italia."

Foto  pinterest.es

Yo le 

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