jueves, 3 de diciembre de 2020

RECUCANTE

Vivaracho, alegre.

Se decía cuando alguien había estado enfermo y ya se encontraba bien.





- Mi hija ha estado con la tosferina y en unos días no ha ido a la escuela para no pegársela a los otros niños. Pero ya está tan recucante. 

En el pueblo las enfermedades duraban pocos días porque la visita de D. Juan y los remedios caseros se encargaban de levantar el ánimo y hacer huir por la Callejina a las enfermedades.

Las mujeres enfermas, si tenían que cuidar los hijos, o aquellas que debían atender el ganado a falta del marido, que estaba buscando el pan y " ganando el jornal " lejos del hogar, debían acelerar la curación.


- María ha tenido que acelerar la cura de su resfriado. Los vecinos le atendieron el ganao dos días pero al tercero fué ella quien se encargó de vacas, cabras, ovejas, marranos y gallinas.

- Aquí las enfermedades ligeras duran muy poco. Muchas veces ni siquiera me llaman. Las mujeres mayores se encargan de curar gripes, catarros, resfriados, dolores de barriga y otras zarandajas. El médico para las cosas " gordas " que, muchas veces, no tienen solución, le escuché en alguna ocasión a D. Juan.

Unas hierbas " milagrosas " que aparecían en cualquier pared de un huerto, los vahos, los fomentos, la leche caliente con aguardiente " quemada ", y otros muchos remedios que vecinas y parientes recomendaban y el enfermo y la enferma seguían " sin rechistar " con la confianza del remedio " milagroso, eran la medicina de Cereceda.

Fotos google.com

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