martes, 21 de febrero de 2017

" LE TRAIGO LA SAGRADA FAMILIA "

Esta es la frase que se decía en Cereceda por los años 50 cuando se "pasaba " la capilla domiciliaria de una casa a otra.
La capilla llegaba a casa de mi abuela Fausta desde la casa de la señora Remedios. Mi abuela seguía siempre el mismo ritual : Les daba las gracias a las niñas que se la traían, colocaba la capilla en la sala, abría las puertas de la capilla, se santiguaba, rezaba la oración de bienvenida, encendía la lamparilla y avisaba a la familia " a la noche rezamos el rosario con la capilla en la cocina. "
Mis recuerdos son de otoño, invierno y primavera, pues en verano, es posible, que la capilla se guardara en la iglesia.
Al día siguiente mi abuela rezaba la oración de despedida, hacía sus peticiones y  ponía la capilla en mis brazos, y yo la llevaba a casa de la señora Anita, que siempre me daba nueces, castañas, manzanas o peras, lo que ella tuviera.
La señora Jerónima o sus hijas traían la capilla a mi casa, y mi madre la colocaba en la sala chica, porque en la sala grande era donde los hombres jugaban a las cartas, pues mi casa era bar y posada.
Al día siguiente  mi madre me " mandaba " llevársela a la señora Mercedes y, cuando ella falleció, se la llevaba a la abuela Magdalena.
Juana me ha dicho que la capilla era  la Sagrada Familia, que ella la llevaba a casa de la señora Paca, y que un día " desapareció "  y nunca más se supo de ella.
Yo le he dicho que la capilla desapareció, seguramente, cuando se marchó D. Antonio y llegó D. Marino. En 1953 había capilla y cinco años después la capilla no recorría las calles del pueblo.
Aquella capilla tenía una cajita con una ranura y una llave para " echar dinero " en las casas donde pasaba la noche. Mi abuela echaba dos reales.

Etiqueta       Costumbres.  


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