sábado, 24 de marzo de 2018
LAS TORRIJAS DE MI TÍA FLORIPE
Mi tía Floripe, que era mi madrina de bautismo y de boda, presumía de ser una excelente cocinera. Había aprendido a cocinar de su madre, mi abuela Fausta, " mujer de armas tomar, " a quien le gustaban los pucheros y las sartenes.
¡ Cómo guisaban nuestras abuelas ¡
Sus guisos eran " guisos de pueblo " con productos de sus tierras, de sus linares o de su corral. Por esa razón se mostraba remisa a comprar corderos, pues ella nunca tuvo ovejas. En cambio los cabritos eran uno de sus platos favoritos a la hora de poner la sartén, con aceite de oliva de sus amigos de El Madroñal, encima de las trébedes, a la lumbre de raíces de robles.
En Semana Santa tenía ocasión de " lucirse " con dos platos especiales : las torrijas y los hornazos.
Si se puede hablar de algún defecto de sus torrijas, era que le ponía mucha azúcar - le gustaba comprarla por sacos - o de la abundancia de miel. Sus sobrinos debíamos tener cuidado que las gotas de miel no llegaran a nuestros jerseys, hechos en casa por mi madre con lana de nuestras ovejas.
Aquí pongo algunos detalles de su receta :
. Leche de sus cabras. Le añadía la nata de varios días que, una vez cocida la leche, ella guardaba.
. Rodajas gordas de pan casero. El pan debía estar " masado " de cuatro o cinco días. Pan " asentao."
. Huevos de sus gallinas. Muchos con dos yemas. Las gallinas eran sus animales favoritos. Junto con los gatos. Gallinas y gatos fueron los únicos animales a los que permitió vivir en la casa de la plaza.
. Azúcar.
. Miel del Madroñal.
. Aceite del Madroñal. Ella fué, durante un curso " maestra" en ese pueblo.
Hay que cortar rodajas gordas de pan y ponerlas en una " fuente." La leche se echa sobre ellas en el momento que, con el añadido de la nata, comience a hervir. Dejar que se empapen bien dándole unas vueltas. Pasarlas por los huevos batidos. Dejarlas escurrir. Ponerlas en la sartén con el aceite muy caliente para que cojan poco " rebozo." En caliente, bañarlas en azúcar o en miel.
- ¡ Cuidado con mancharse el jersey o los pantalones, que luego tu madre me riñe. ¡.
Los niños y las niñas de ayer, de " antier " y de " transantier " recordamos con un cariño especial las torrijas de Semana Santa, sentados en los escaños de unas cocinas con buena lumbre.
Así era nuestro pueblo. Así era Cereceda por los años 40, 50 y 60. Hasta que llegó la emigración y lo " perdimos todo."
Foto www.elmundo.es
Etiqueta Costumbres.
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