viernes, 24 de marzo de 2017

LA DIOSA MARI

El numen - " divinidad dotada de un poder  misterioso y fascinador " -  principal de la mitología vasca  es una divinidad de carácter femenino que habita en todas las cumbres de los montes vascos.
La más importante de sus moradas es la cueva de Mari en la cara este del Amboto. De ahí el nombre de Mari de Amboto.
Se la presenta con cuerpo y rostro de mujer elegantemente vestida ( con ropaje de color verde ). También en forma de árbol y de mujer  con patas de cabra y garras  de ave rapaz, o como una mujer de fuego con abundante cabellera  rubia, que peina al sol, con un peine de oro.
 Su consorte es Maju, sus asistentes las sorginas, y con dos hijos: Mikelats, el hijo perverso, y Atagorri, el hijo bondadoso, siempre enfrentados - el Bien y el Mal.
Su morada principal está en Mariurrika kobea, en Amboto.
Mari es la señora de la tierra y las montañas. De ella proceden los bienes de la tierra y el agua de los manantiales. Castiga la mentira, el robo y el orgullo. Mari se bebe la vida de los hombres y los hace infelices.
Cuando el Amboto está cubierto de nubes es señal de su presencia. Mari, que puede volar, presagia las tormentas y el clima.
 Cada siete años cambia de morada y puede estar en Anboto, Oiz, Aketegi, Murumendi o Txindoki.
Un carro de fuego le sirve para trasladarse de morada. Con ella lleva el buen y el mal tiempo en el País Vasco.  Cuando está en Anboto llueve, en Aloña hay sequía y cuando está en la cueva de Supelegor en Gorbea, las cosechas son abundantes.
Hay muchas leyendas que cuentan el origen de Mari.
La primera que yo escuché fué en lo alto del monte Sollube ( en Bermeo. Vizcaya. España. 683,80 m. El primero de los cinco montes desde donde se convocaba a Juntas Generales ).
Dice que en una familia sin descendencia la mujer deseaba como fuera tener un hijo, a pesar de que a los veinte años se lo tuviera que llevar el diablo, y al fin quedó embarazada de una hermosa niña.
Días antes de que la joven cumpliera los veinte años, su madre la encerró en una caja de cristal y la vigiló día y noche, pero el mismo día de su cumpleaños el diablo rompió la caja y se la llevó consigo a la cima del Anboto, donde habita desde entonces.
Otra leyenda - oída a un pastor en el Gorbea - cuenta que una madre y su hija vivían juntas. Un día la madre, muy enfadada,  maldijo a su hija diciendo :" ¡ Ojalá te lleve el diablo ¡ ". Al decir esto apareció el diablo y se la llevó, y la dejó vagando por las cumbres de los montes de Euzkadi para siempre.
Mi " ama "  Susana de Frúniz  ( Vizcaya. España ) cambiaba la maldición de la madre : " Ojalá vueles por los aires tantos años como alubias rojas tiene una fanega."

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