martes, 20 de febrero de 2018

LA FRAGUA DE " FONSO EL HERRERO "    ( continuación )

Corría el año 1.950. Época de escaseces en casi todas las casas del pueblo. Mi padre tenía entonces 12 años y ya trabajaba en el campo, con  el ganado y en la fragua. Sus primeras tareas en la herrería fueron tirar del fuelle y ayudar a fabricar callos para las vacas, aunque pocos meses después su padre le enseñó las primeras tareas, y gracias a ello pudo confeccionar los primeros picos para las peonzas.




" Vendí alguno a bajo precio, pero era algo que sacaba," afirma. Ahora no recuerda la cantidad que cobraba o si ya por entonces fumaba, lo que pocos años después constituiría un gasto importante.
Los clientes fueron corriendo la voz y solicitando productos de más difícil construcción. Ahora rememora que " con 13 años ya hacía los aros y las maquilas para casi todos los niños más pequeños que yo."  Entre ellos estaban Felipe, Sindo, Elías, Nachito, Tinín, Juanín, Pepe " Pitos ", y todos los de su quinta y algunos más pequeños."
Fué en esta época cuando la densidad de tráfico fué más alta en el pueblo.
El negocio funcionaba perfectamente. Mi abuelo pagaba el hierro y el carbón y mi padre vendía la producción de aros y maquilas " a diferentes precios, porque no todos tenían el mismo dinero."
El coste superaba en casi todos los casos las dos pesetas " pero creo recordar que a más de uno le cobré un duro o más, algo que en estos años era dinero ", recuerda.

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