lunes, 12 de febrero de 2018

MIERCOLES DE CENIZA :  " Empieza la penitencia y termina la risa."








Es un refrán muy viejo. Con algunas variantes se repite por toda España.
También tiene su " contrarrefrán " : Que ayune el fraile y que siga el baile.

En el artículo que escribí hace muy poco tiempo conté que a Don Carnal lo obligaron a confesarse y hacer penitencia.
Las personas mayores de Cereceda recuerdan que en Cuaresma llegaban al pueblo los frailes predicadores. Estos frailes - casi siempre dominicos de la Peña de Francia - daban charlas al oscurecer durante tres o cuatro días de la semana y el viernes llegaban las confesiones. Todas las personas mayores del pueblo acudían a confesarse.
Después llegaban los días de ayuno y abstinencia. Era un gran " problema " eliminar de la dieta alimenticia de Cereceda el cerdo. Adiós al tocino, al chorizo y a la morcilla. En esos días las cocinas estaban llenas de esos manjares colgados en las puntas de la claraboya de la chimenea.
Había familias en el pueblo que no probaban el cerdo durante toda la cuaresma. Sardinas, huevos, escabeche, queso de las cabras o de las ovejas eran la base de la alimentación.
A esas costumbres se unía, en mis tiempos de monaguillo, el Viacrucis de todos los viernes de cuaresma. A las tres de la tarde íbamos a la escuela para trasladarnos al Viacrucis por las calles. Un recorrido de las catorce estaciones que ya he " marcado " en varios artículos con la indicación de las puertas en las que estaban las cruces.
En esta época había poco trabajo - juntar hoja, sacar raíces, traer leña, cuidar las ovejas - porque la siembra de las patatas se iniciaba pasado el Domingo de Pascua. Ese día podíamos comer el chorizo de los hornazos en La Vega. Ahí, en la merienda del hornazo, empezaba, en Cereceda,  " la risa " del refrán.

                    Foto  www.google.es



Etiqueta  Refranes.

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