Son dos palos del grosor de una " cayá " y de una altura de dos metros. Son palos de roble. Son bardas a las que se les quitan las ramas pequeñas y la cáscara. Luego se dejan secar para que sean de color blanquecino y mucho más resistentes.
A una altura determinada ( 20 - 30 - 40 centímetros ) se le añade un taco de madera en el que se deben apoyar los pies para caminar.
Yo tenía unos zancos que tenían la madera a unos 20 centímetros del suelo, porque era " altura suficiente para que te caigas y te rompas la nariz " me decía mi padre.
Para subirme en los zancos aprovechaba una piedra de cantería que había a la puerta de la señora Cesárea, la madre de Juana y de Luís., que servía de entrada a la casa pues la calle Larga estaba más baja.
Cuando las calles de Cereceda eran de tierra y en invierno había nieve y barro, era " un viaje divertido " caminar subido en los zancos.
Recuerdo a los jóvenes de entonces - los " viejos " de hoy - con zancos muy altos y con la madera puesta a más altura. No quiero poner nombres de aquellos que eran " artistas de circo " y corrían por la plaza en sus zancos. También alguna chica se atrevía con los zancos.
En los años que yo organicé las fiestas de verano con el permiso del señor Alcalde ," resucité " las carreras de aros, las carreras de estufas, la calva, el campeonato de tirachinas y ... para el año 2.016 había programado la carrera de zancos.
Algunos " niños y niñas de los años 40 y 50 " habrían podido soñar subidos en ellos " como lo hicieron con el aro y la manija, o con la estufa camino de la escuela.
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