lunes, 24 de abril de 2017

METERSE EN UN LABERINTO












El laberinto de Creta fué construído por Dédalo para esconder al Minotauro, monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro.
El nombre deriva de las hachas de doble filo que en griego se llaman labrys.
Dédalo era un arquitecto ateniense desterrado en la isla de Creta. Caído en desgracia ante el rey Minos fué encerrado, junto con su hijo Icaro, en el laberinto. Dédalo construyó unas alas de cera y logró salir pero su hijo se acercó tanto al sol, que sus alas se derritieron y cayó al mar.
El rey Minos impuso a Atenas, tras ganar una guerra, el tributo que obligaba a los atenienses a entregar cada nueve años siete doncellas y siete donceles, destinados a ser devorados por el Minotauro pues se perdían por el interior del laberinto.
Teseo, príncipe ateniense, hijo del rey Egeo, se ofreció voluntario para ir a Creta. Allí consiguió el amor de Ariadna, hija del rey Minos,
Ella le enseñó el ardid de ir dejando un hilo de un ovillo para conocer el camino de vuelta.
Teseo mató al Minotauro y salió del Laberinto gracias al hilo de Ariadna, con quien huyó de Creta..
Durante siglos se conservó el barco en el que Teseo partió hacia Creta transformado en un barco sagrado, en el que acudía la embajada de Atenas a las fiestas del dios Apolo en la ciudad de Delfos.
José Luís Borges, escritor argentino, escribió un cuento sobre el Minotauro, titulado " La casa de Asterión," que sitúa la acción en el Laberinto de Creta.

La frase significa que algunas personas con sus palabras se meten donde no deben y después les es muy difícil encontrar una salida.
                                                                     Foto     www.redhistoria.com

Etiqueta      Frases castellanas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario