Significa que las letras - el sacerdocio - y las armas dan lustre y esplendor a la familia.
Hubo una época, siglos pasados, en que las familias nobles tenían siempre la ilusión de tener algún hijo eclesiástico y algún hijo militar.
En la actualidad continúa esa tradición " no escrita " y es muy frecuente ver familias en las que un hijo es eclesiástico y otro u otros han seguido la carrera de las armas.
Un amigo catedrático en la Universidad me comenta que hoy una parte de ese refrán se ha perdido porque " muchos eclesiásticos han abandonado las carreras eclesiásticas y se han convertido en hombres de Leyes o en Catedráticos de las Universidades."
Cereceda carece hoy día de representantes eclesiásticos. Ningún hijo del pueblo es sacerdote secular o regular, y ninguna hija del pueblo es religiosa de alguna Orden religiosa.
El blog PATALOSO dedicó el año pasado una serie de artículos en homenaje al P. Macías, a Onofre, a Serafín, sacerdotes e hijos de Cereceda, y a Francisca y Fina, religiosas e hijas del pueblo.
En el tema de las " armas " los hijos de Cereceda se han integrado en los Cuerpos Nacionales de la Policía o de la Guardia Civil. Actualmente viven personas que han pertenecido a esos cuerpos y han alcanzado diferentes graduaciones en ellos.
Mi padre me habló de un hijo de Cereceda que fué militar, llamado Frasio, a quien yo no conocí y que era " quinto " suyo.
Foto www.google.es
Etiqueta Frases castellanas.
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