UNA CENA ( continuación )
porque allí llego sediento,
pido vino de lo nuevo,
mídenlo, dánmelo, bebo,
págolo y voyme contento.
Esto, Inés, ello se alaba,
no es menester alaballo;
sólo una falta le hallo
que con la priesa se acaba.
La ensalada y salpicón
hizo fin: ¿ Qué viene ahora ?.
La morcilla, ¡ oh gran señora,
digna de veneración ¡
¡Qué oronda viene y qué bella ¡.
¡ Qué través y enjundia tiene ¡.
Paréceme, Inés, que viene
para que demos en ella.
Pues, sus, encójase y entre
que es algo estrecho el camino.
No eches agua, Inés, al vino,
no se escandalice el vientre.
Echa de lo tras añejo,
porque con más gusto comas,
Dios te guarde, que así tomas,
como sabia mi consejo.
Mas di, ¿ no adoras y aprecias
la morcilla, ilustre y rica ?.
¡ Cómo la traidora pica;
tal debe de tener especias. ¡
¡ Qué llena está de piñones ¡.
Morcilla de cortesanos,
y asada por esas manos
hechas a cebar lechones.
Etiqueta Literatura.
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