LA CANTIMPLORA DE CALABAZA
En la escena principal del Belén que visité ayer, estaban las figuras de María, José y el Niño en una cuna de pajas, y ante Él había un pastor.
El pastor tenía a su lado una oveja y un zagal. El zagal es el niño que ayudaba al pastor a cuidar las ovejas.
Yo he escrito muchas cosas sobre el zagal, al que en Cereceda llamamos rabadán. Era un oficio que a mí me gustaba. Tenías que ayudar al pastor. Te colocaban en una orilla del camino, y tú misión era que las ovejas no entrasen a los trigos. Normalmente había una pared en ese lateral del camino, pero había " portillos ". Un " portillo " era un trozo de pared " derruído ". Ahí me ponían a mí, que no levantaba tres palmos del suelo, pero que con un palo impedía el paso de las ovejas a los " sembraos." Si el trabajo era por la tarde, pues " mejor " porque ese trabajo suponía siempre otra tarde sin escuela.
Llamó mi atención en el pastor del Belén la cantimplora de calabaza.
Esa cantimplora servía para llevar agua. A veces el pastor la utilizaba para llevar un cuartillo de vino con el que " regar " su comida en el monte. Alguna vez sirvió para que el pastor o el cabrero " ordeñara media teta " de una cabra o de una oveja y, sin cocer, ofreciera la leche, todavía caliente y recién ordeñada, a su rabadán.
En las tierras áridas de Palestina era necesaria la cantimplora de calabaza.
Cuando D. Arturo, el párroco, mi amigo Isidro Marcos y yo ideamos hacer una imagen nueva de San Pablo, el segundo patrono de Cereceda, acordamos que llevaría como complemento una cantimplora de calabaza, pues San Pablo vivía en el desierto.
El Belén de un centro comercial de Alicante " me ha traído el recuerdo de Cereceda."
Foto www.google.es
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