miércoles, 20 de diciembre de 2017

EL CARIÑO DE LOS ABUELOS

Este artículo me ha sido enviado por Isidro Marcos Martín, GATO 2.017, y colaborador del blog PATALOSO.





Sustrayendo los recuerdos de mi infancia a mi memoria, tengo como recuerdos predilectos los recuerdos de mis difuntos abuelos. La nostalgia de su cariño me hace revivir aquel pasado imborrable de sus halagadoras caricias, fruto de sus sentimientos natos de un cariño sincero.
En la época de mi infancia, cuando la sociedad estaba deprimida económicamebnte, y, más aún por las secuelas de la guerra civil española de 1.936- 1939,
cuando los trabajos del campo se hacían manualmente por no existir la mecanización en aquella época, cuando el marido con la ayuda de su mujer  se tenían que dedicar a los trabajos de los cultivos del campo, las abuelas la sustituían en el cuidado de sus hijos pequeños. Ellas nos cuidaban con cariñoso esmero.
Sus juegos, sus cuentos y demás halagos para entretenernos eran una delicia para los nietos, aparte de sus enseñanzas. Cuando ya entendíamos sus lecciones, fruto de su sabiduría adquirida por la experiencia de su larga vida, que había convertido a abuelos y abuelas en una enciclopedia, trataban con sus conocimientos ir educándonos en los mejores valores de la vida.
Cuando `por sus muchos años iban perdiendo sus facultades físicas, nuestros padres los acogían amorosamente con el cariño de hijos agradecidos de haberles dado su vida, su crianza y su educación, fundiéndose el cariño de los hijos con los padres y de los padres con los hijos hasta la hora de su muerte.
En estas fechas del bienestar alcanzado, los ancianos ( abuelos y abuelas ) son acogidos en confortables residencias con todas las comodidades y servicios de higiene y alimentación pero con un gran sufrimiento moral al pensar que sus hijos les han llevado allí por considerarlos una carga y un estorbo, con lo cual les han traumatizado la alegría de vivir y, en muchos casos, quizás,  han adelantado su fallecimiento.
Yo personalmente confieso que en visitas que he realizado a residencias de ancianos he constatado un ambiente con caras de pena, al comprobar que la gran mayoría de quienes están allí, no es por vocación, sino por circunstancias ajenas a su voluntad, y  porque en esos lugares les falta lo que más hace felices a los ancianos que es el cariño de quienes tanto les deben, los hijos, a los que ellos y ellas han criado.

Etiqueta Colaboraciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario